Número 48 | Septiembre de 2019
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La imagen del Palacio de la Aljafería a través de las revistas ilustradas
Esther Lupón González. “La Aljafería de Zaragoza y su reflejo en España a través de las revistas ilustradas (1842-1931)”. Institución Fernando el Católico. Zaragoza, 2018. 213 pgs.
 
 

Pocos serán los que conozcan un recinto monumental que haya albergado tan diversas épocas y tan diferentes expresiones artísticas. Sin embargo, no podemos dejar de pensar que el entorno del palacio de la Aljafería se ha ido revelando a lo largo de su historia como un espacio donde los sueños se proyectan, se desarrollan y se finalizan. Así como, no es posible olvidar que la historia del arte hispano permanece en sus estancias, realzadas por numerosos sucesos históricos, y el perenne valor de los salones que acogieron a los Reyes Católicos.

Todo ello cobra sentido en el debut como escritora de la historiadora del arte por la Universidad de Zaragoza, Esther Lupón González, que publicó en 2018 a través de la editorial del Instituto “Fernando el Católico” La Aljafería de Zaragoza y su reflejo en España a través de las revistas ilustradas (1842-1931). La autora, que también posee el Máster en Estudios Avanzados en Historia del Arte por la misma universidad y que trabaja actualmente como técnico del Alma Mater Museum de la capital aragonesa, ha aportado a la historiografía aragonesa, curiosos detalles sobre el pasado del también denominado “Palacio de la Alegría”, así como la recepción de este monumento en la prensa ilustrada de finales del siglo XIX y comienzos del XX.

A través de sus páginas la autora insiste especialmente en la cuestión de la reconstrucción del edificio a través de las fotografías publicadas en la prensa de la época, así como en la evolución de la imagen del principal conjunto monumental de la época de taifas que se ha conservado en la Península Ibérica, hasta el extremo de convertir a la ciudad de Zaragoza en un lugar de visita obligada a la hora de conocer el arte islámico del mundo occidental. Por tanto, podemos afirmar que su huella arquitectónica es el nexo de unión fundamental entre el arte cordobés y el posterior desarrollo de la arquitectura hispanomusulmana. Para ello se ha servido del análisis histórico-artístico de las imágenes, incluyendo los estudios histórico-culturales, del conjunto islámico de la Aljafería de Zaragoza que fueron publicadas en las revistas ilustradas, en un marco cronológico que abarca desde 1842 hasta 1931. Dichas fuentes gráficas se establecieron como el principal medio de información, divulgación y conocimiento, presentándose en la sociedad de la época como una ventana abierta al resto del mundo, y con un papel esencial como difusoras de la cultura, las artes y el patrimonio.

Tal y como ha valorado la propia autora, este libro “es uno de los pocos estudios monográficos que hay basados exclusivamente en las imágenes que la Aljafería ha generado con el paso del tiempo, cuya investigación nació a partir de mi trabajo de fin de Master”.[2]

 

1842, inicio de la investigación

Se parte de la base de que la prensa fue el medio de comunicación de masas del siglo XIX y las revistas ilustradas se establecieron como el principal vehículo de divulgación y estudio, siendo transmisoras de imágenes, testimonios, modas... Estas publicaciones se presentaron para la sociedad de la época como una ventana abierta al resto del mundo, y jugaron un papel esencial como difusoras de la cultura, las artes y el patrimonio. Por otra parte, la arquitectura ha sido uno de los principales objetos de inspiración y protagonista de la producción artística, hecho que se ve reforzado en el caso del patrimonio andalusí, que fue ampliamente representado en la prensa decimonónica.

Sin embargo tenemos que remontarnos hasta el siglo VIII, cuando los ejércitos de Musá ibn Nusayr penetraron en el valle del Ebro, incorporando en un corto espacio de tiempo este inmenso territorio a los dominios del Islam, incluida la actual capital aragonesa, a la que pusieron el nombre de Saraqusta. En algunos textos árabes la llamaron poéticamente la “Ciudad Blanca” (al-madina l-bayda), y por espacio de cuatro siglos fue la “metrópolis de la Marca Superior” (umm al-tagr ala' la'). Posteriormente en el siglo XI, y con la aparición en escena de Mundir I, un ḥāŷibo “mayordomo de palacio”, perteneciente a la dinastia árabe de los Tuyubíes, que fue el fundador en el año 1018 de la taifa o reino independiente de Saraqusta, una de las más prósperas en que se fragmentó el Estado de al-Andalus. Sería en esta época cuando Allmad ibn Sulaymán acometió durante su mandato el grueso de la construcción del palacio de la Aljafería entre 1065 y 1081/2.

Sobre esta base histórica se desarrolla el libro, una cuidada edición en la que los contenidos se ordenan en tres grandes capítulos, organizados desde lo general (con una pequeña introducción sobre la historia constructiva del palacio hudí), a lo concreto (cuyo objetivo principal de la obra es el eco que el Palacio de la Aljafería tuvo en la prensa ilustrada del siglo XIX y comienzos del XX). Se completa con unas conclusiones, una extensa bibliografía, webgrafía así como un amplísimo repertorio de las fuentes utilizadas, y un maravilloso catálogo compuesto por la colección de 114 imágenes aparecidas en las diversas revistas estudiadas.

Profusamente ilustrado con numerosas fotografías, dibujos en detalle de diversos elementos arquitectónicos estudiados, hay que destacar la utilidad (y el acierto) de incluir unas preciosas escenografías pintadas y conservadas en el Museo Nacional del Teatro de Almagro que, sin duda, han conseguido manifestar parte de la relevancia que tuvo y tiene este edificio.

Asimismo, no podemos obviar que el prólogo de este libro ha sido escrito por el catedrático de Historia del Arte por la Universidad de Zaragoza, D. Gonzalo M. Borrás Gualís quien indica que el primer capítulo dedicado a la historia del palacio hudí constituye un impagable estado crítico de la cuestión.

 

El Palacio de la Aljafería, ese gran desconocido

Un detalle (no menor) que pone de manifiesto la voluntad de utilidad de este manual, que responde a la propia definición de este término, es un libro que recapitula lo más sustancial de la historia de este edificio, quedando a disposición de todos aquellos interesados en dicha materia. Un carácter de servicio público, de naturaleza práctica del conocimiento construido a partir de la investigación y la experiencia, que hace de él un modelo de tratado para futuros casos.

Por último, este libro, además de ofrecer una guía indispensable para el estudio del estado de conservación del monumento, así como de los diversos usos que ha tenido a lo largo de su historia, también nos ha permitido saber cuales fueron las piezas del edificio que fueron extraídas ya que debido al deterioro del interior la Comisión de Monumentos actuó y extrajo numerosos fragmentos que fueron al Museo de Zaragoza y al Museo Arqueológico Nacional. Incluso queda latente el estado de los salones construidos por los Reyes Católicos y el uso de la Aljafería como escenario histórico para numerosas novelas del siglo XIX y obras de teatro como “El Trovador”, escrita por Antonio García Gutiérrez en 1836, a partir de la cual surgió la ópera de Giuseppe Verdi con libreto en italiano de Salvatore Cammarano, y por la que se bautizó así a la torre del edificio del mismo nombre.

En definitiva a lo largo de sus páginas, asistimos a la construcción de la imagen de este edificio histórico entre 1842 y 1931, en la prensa ilustrada y en el mundo de la historia del arte. Una investigación que, entre otras aportaciones, nos permite comprender sus transformaciones, así como la ubicación exacta de sus piezas más valiosas, (algunas de ellas actualmente expuestas en diversos museos y otras desaparecidas), de este monumento nacional clave en la Historia de Aragón y de la Comunidad Autonómica.

Diana M.ª ESPADA TORRES
Personal investigador DGA, Dpto. de Historia del Arte, Universidad de Zaragoza

Fecha de Entrega: 13/09/2019
Fecha de Admisión: 20/09/2019


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