Número 21 | Diciembre de 2012
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José Luis Lasala. La memoria rota
Museo Ibercaja Camón Aznar. Del 13 de diciembre de 2012 al 10 de febrero de 2013
 
 

 

El Museo Ibercaja Camón Aznar presenta un doble homenaje, por una parte homenaje al pintor José Luis Lasala, a su trayectoria de más de cuarenta años en su quehacer pictórico, exponiendo su obra más reciente, y por otra parte el homenaje que el artista hace a la memoria de su esposa querida y añorada.

La muestra se estructura en 17 composiciones realizadas en óleo y madera sobre lienzos y 9 suspiros a modo de despedida que constituyen una unidad de nueve piezas en acrílico, tinta y madera sobre papel.

Hay que destacar su oficio de pintor, a pesar de sus muchas tareas y obligaciones, a lo largo de todos estos años.  Siempre ha encontrado tiempo para realizar lo que para él es un acto vital más, la pintura.  Solía decir que el tiempo era como chicle, José Luis conseguía estirarlo a su voluntad. Es necesario resaltar su contribución al Arte en sus distintas facetas de crítico, teórico, miembro fundador de Azuda-40, director de la Obra Cultural de Ibercaja y primer director de la Fundación Museo Pablo Serrano de Zaragoza, hoy Instituto Aragonés de Arte y Cultura Contemporáneos Pablo Serrano.

José Luis Lasala se ha movido siempre dentro de los grupos pictóricos de la vanguardia aragonesa, participando en 1972 en la exposición Intento, considerada como constitutiva del Grupo Intento, si bien más que la formación de un grupo, supuso un ensayo para abordar en breve Azuda-40, grupo que pretendía, entre otras intenciones, despertar el interés por las Artes en Aragón y dar a conocer la actualidad artística de la región fuera de ella.

Si bien las primeras manifestaciones pictóricas del artista están dentro de una figuración expresionista, podemos encuadrar toda su trayectoria dentro de la abstracción, y distinguir diferentes momentos.  En el inicio una abstracción geométrica, pasando más tarde a interesarse por el movimiento sopports-surfaces, y posteriormente informalismo, dentro de su vertiente más lírica, e introduciendo materia como pasta de papel y madera.

José Luis Lasala define la memoria como algo que se construye poco a poco, como una madeja alargada con un hilo conductor al que se van adhiriendo los acontecimientos.  En su caso ese hilo es Angelines, su mujer, ese hilo está roto.

El artista ha convertido esa tristeza extrema, ese desasosiego en el que vive, ese amor perdido, Amor más poderoso que la muerte, en unas poéticas composiciones abstractas de gran belleza y colorido.  Exposición  uniforme en el fondo y en la forma, en la que se aprecia el dominio del color, tonos fuertes, intensos, vibrantes…  El empleo del color en la obra de Lasala no es algo nuevo, es una constante.  La comisaria de la exposición, Sabina Lasala, explica que seguramente es herencia del padre, tintorero de tejidos, cuyos libros de colores siempre eran objeto de su fascinación.  Recuerda la admiración de sus padres, viajeros impenitentes, ante las obras de Van Eyck, Rothko, Turner o Esteban Vicente, y por las atmósferas y veladuras creadas por éstos.

En los títulos que da a sus obras, títulos muy poéticos, a veces tomados de poetas como Vallejo o Pavese, nos desvela su estado y sus reflexiones: Nunca pensé que fuera el principio del fin, La felicidad es un estado inadvertido, ambas obras realizadas en el 2011, con predominio de colores cálidos, y en las que el artista deja aflorar sus sentimientos por medio de explosiones de color, a modo de estallidos, hogueras, representación de su insoportable dolor.

También de 2011, dos obras polípticas: De cuando un día es mucho más largo que la eternidad y Los heraldos negros (Hay golpes en la vida, tan fuertes… como penaba Cesar Vallejo). Podemos considerarlos auténticas estelas funerarias, en las que el autor deja plasmado el dolor insufrible por la ausencia.  Como la obra Sin título, en la que el pintor pasa de colores fríos y blanquecinos a otros más cálidos, y a la que podríamos cambiar su nombre por el de Sin palabras.

En los lienzos más recientes, de este año 2012, títulos como Ya no hay boca para besar la vida, tríptico que parece conducirnos al abismo marino más profundo para acabar en la nebulosa blanquecina de la nada,  Vendrá la muerte y tendrá tus ojos o El silencio es un estruendo a mi alrededor, que muestran el estado de desasosiego en que está sumergido el artista, se compaginan con otros como Fuiste lo esencial en todo, Por las noches dibujo tu piel, o Siempre hay flores guardando tu ausencia, en los que el espectador plenamente consciente de la congoja del autor, quiere ver un rayo de luz muy lejano al final del túnel.

Una hermosa exposición, realizada con masas de color que se van sucediendo unas a otras en evanescencias y veladuras, empleando técnicas como el dripping y el goteo, con las que forma retículas y se vislumbran cuerpos que nos recuerdan algas o animales primarios marinos, el fondo del mar origen de la vida y donde encontramos los abismos más profundos.

Lasala ha bajado todos los círculos del infierno, queremos creer y deseamos que empieza su necesario ascenso en la búsqueda de su amada.

María Pilar SANCET BUENO
Miembro de AACA y AECA, Doctora en Historia del Arte por la Universidad de Zaragoza

Fecha de Entrega: 30/12/2012
Fecha de Admisión: 30/12/2012


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