GONZÁLEZ MARTÍNEZ, Carlos; BIEL IBÁÑEZ, María del Pilar; y HERNÁNDEZ MARTÍNEZ, Ascensión [coord.]: La Universidad de Zaragoza: arquitectura y ciudad. Zaragoza, Universidad de Zaragoza, 2008.
Son los edificios, en unión inextricable con la trama urbana, los que hacen que las ciudades sean lo que son, y ofrezcan el aspecto que tienen hoy. La arquitectura y planeamiento urbano vinculados con la Universidad de Zaragoza han contribuido a ello activamente: no hay más que pensar en el papel que juega el Paraninfo como referencia visual en nuestra imagen mental del centro de Zaragoza, o en cómo la urbanización del campus universitario de la plaza de San Francisco ha determinado la morfología de la zona adyacente. Algo parecido ocurre en Huesca y Teruel, cuyos campus universitarios –sobre todo en los últimos años- han visto surgir nuevas arquitecturas que se suman a las históricas ayudando a configurar la imagen actual de la ciudad. El estudio detallado de dicha arquitectura es objeto de este libro.
Desde la clásica obra de Jerónimo Borao publicada en 1869, han sido muchos los estudiosos que se han interesado por la Universidad de Zaragoza, su historia y su patrimonio. Los edificios de la Universidad fueron analizados específicamente en 1983 por el departamento de Arte de la Facultad de Filosofía y Letras en la obra colectiva Historia de la Universidad de Zaragoza, y recientemente por Carmen Rábanos dentro del panorama de la arquitectura contemporánea aragonesa. También el Paraninfo y su programa iconográfico están perfectamente documentados gracias a Guillermo Fatás. En cuanto al patrimonio histórico-artístico de la institución, disponemos del catálogo publicado en 2004 bajo la coordinación de Manuel García Guatas. Asimismo, se han realizado estudios monográficos sobre arquitectos que construyen para la Universidad, en el marco de tesis doctorales como las realizadas por Ascensión Hernández sobre Ricardo Magdalena y Mónica Vázquez sobre José Borobio.
Sin embargo, en las citadas obras el estudio de la arquitectura de la Universidad de Zaragoza no es abordado de manera completa: o bien es uno más de los temas tratados, o el carácter monográfico de las obras no permite una visión general. La publicación del libro objeto de esta reseña viene a concluir esta tarea pendiente. Su objetivo fundamental es dar a conocer a la sociedad el patrimonio arquitectónico de su Universidad, a través de la exhaustiva compilación de la información relativa a las construcciones universitarias desde 1893 hasta nuestros días.
Publicada con motivo de la rehabilitación del Paraninfo, La Universidad de Zaragoza: arquitectura y ciudad es resultado de un encargo directo del Rector Manuel López a los tres autores y coordinadores de la obra. Pilar Biel y Ascensión Hernández, profesoras del Departamento de Historia del Arte de la Universidad, aportan sus conocimientos en patrimonio cubriendo la parte histórica, mientras que Carlos González Martínez, director de la Unidad Técnica de Construcciones y Energía de la Universidad, es responsable de la parte más contemporánea. Ramón Abad, Alfonso Ariño y Antonio Peiró se encargan de los encartes y, cuando ha sido posible, la redacción de las fichas ha sido encomendada a los arquitectos responsables de los proyectos, que vienen a sumarse así a la amplia nómina de especialistas que participan en la publicación.
La obra consta de dos volúmenes: el primero aborda la historia constructiva de la Universidad en nueve capítulos, mientras que el segundo es el catálogo razonado de los edificios universitarios a través de cuarenta y seis fichas agrupadas por ciudades, dentro de ellas en áreas o campus, y a su vez por facultades y en sucesión de antigüedad cronológica. Las fichas contienen información sobre el proyecto y sus autores, una breve reseña histórica y descripción tipológica, así como datos técnicos referentes al presupuesto de la obra o la superficie construida. Se completan con fotografías, plantas, secciones y alzados.
En el estudio arquitectónico propiamente dicho, el orden elegido para el análisis aúna los criterios cronológicos y temáticos. Tras una reseña histórica sobre la Universidad de Zaragoza que sirve de marco general, se inicia el recorrido por su historia constructiva con los dos edificios más antiguos: la Universidad Literaria, cuyo edificio fundacional situado en la plaza de la Magdalena fue tristemente demolido en 1969, y el Paraninfo -antigua Facultad de Medicina y Ciencias– de Ricardo Magdalena, inaugurado en 1893 y recientemente rehabilitado por Luis Franco y Mariano Pemán dentro del plan de infraestructuras 2006-2012.
La Ciudad Universitaria de la plaza San Francisco se aborda en el tercer capítulo. Además de tratarse del campus aragonés con una historia edificatoria más dinámica (de estética más o menos unitaria en sus comienzos gracias a las construcciones de Regino Borobio y José Beltrán), su urbanización ha contribuido de forma activa a la génesis de la morfología de la zona. Los otros dos campus zaragozanos, Miguel Servet y Río Ebro, que tienen en común su situación a las afueras de la ciudad, son tratados en los capítulos cuatro y cinco. El primero acoge los estudios de la Escuela Superior de Veterinaria, cuyo primer edificio se realizó según proyecto de Casimiro Lanaja, al que se han sumado vanguardistas y recientes construcciones como el edificio de Investigación en Encefalopatías Espongiformes. La historia del campus Río Ebro es más reciente y remonta sus inicios a los años ochenta, con el traslado allí de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales. A este primer edificio le siguen otros: Ada Byron y Betancourt, ambos obra de Basilio Tobías, y Lorenzo Normante (sede de Empresariales), de Tobías, Pemán y Franco.
Los capítulos seis y siete están dedicados a los campus de Huesca y Teruel. Desde su incorporación a la Universidad de Zaragoza como Facultad de Huesca en el curso 1995-1996, el campus oscense ha recibido un gran impulso con la construcción entre otros del pabellón polideportivo Río Isuela o el Vicerrectorado, que vienen a sumarse a los ya existentes, la escuela de Magisterio y el Colegio Universitario. En cuanto al campus de Teruel, su desarrollo está ligado a los estudios de maestros y a la construcción de una ciudad escolar encomendada en 1970 al arquitecto Juan Guma Cuffi. La renovación arquitectónica del campus turolense se produce a partir de los años noventa, de la mano de José Antonio Gómez Muñoz y José Peñafuerte Ruiz, que imprimen una cierta uniformidad de estilo en los edificios que proyectan.
El octavo capítulo analiza el Plan de Infraestructuras Universidad 2012, fruto del acuerdo adoptado por la Universidad de Zaragoza y el Gobierno de Aragón. El plan está constituido por un total de 24 proyectos entre los que podemos citar la construcción de la nueva Facultad de Educación y el edificio departamental del área de Humanidades (reforma de Filosofía y Letras) en la capital aragonesa, o el edificio para Bellas Artes en Teruel. Cierra el volumen el repaso a la historia de la arquitectura de la Universidad a través de los arquitectos que han intervenido en ella, y que son responsables, en palabras de Pilar Biel y Ascensión Hernández -autoras del capítulo- de la “pluralidad de opciones y estilos” que caracteriza esta arquitectura.
Esta publicación viene a continuar la labor iniciada desde diversos ámbitos de la propia Universidad a la hora de completar el estudio de la institución: tras el análisis de su devenir y de su patrimonio histórico-artístico, era el turno de su historia constructiva. Este objetivo queda sobradamente cumplido en una obra cuidada hasta el detalle, y uno de cuyos aciertos es sin duda su enfoque. Más allá del mero análisis formal o estético (útil pero restringido) de las construcciones universitarias, las formas cobran sentido al acompañarse de la información histórica. Sus textos, redactados por especialistas y buenos conocedores de los aspectos que se tratan, dan cuenta de la exhaustiva labor de documentación realizada. A ellos se une un abundante aparato gráfico con imágenes antiguas, especialmente interesantes en tanto que testimonio de edificios hoy desaparecidos como la antigua Universidad Literaria. Todo ello se conjuga en una obra ambiciosa y rigurosa, lo que no va reñido con el carácter ameno y la voluntad de acercamiento a la sociedad.
Era ya hora de que la Universidad de Zaragoza contase con un catálogo razonado de sus edificaciones, que reuniera toda la información existente sobre el patrimonio arquitectónico de la Universidad y la pusiera a disposición de la sociedad aragonesa, facilitando su difusión. De esta forma, gracias al conocimiento del patrimonio arquitectónico de la institución que nos brinda esta publicación, podrán evitarse en el futuro tristes actuaciones como el derribo de la Universidad Literaria de la plaza de la Magdalena, que Guillermo Fatás ya calificó de “puntilla infame” dada por la propia Administración Pública a los lugares fundacionales de la Universidad.