Los bocetos de Félix Lafuente para el mural del salón azul del Casino oscense
Homenaje en el 150 aniversario del artista (1865-2015)
Resumen: El Museo de Zaragoza guarda en sus fondos los bocetos de Félix Lafuente para el mural del Salón Azul del Casino de Huesca. Son varios bocetos que se analizan en este artículo, realizados con pastel y carboncillo, que dejan patente la intensidad que el pintor oscense imprimía a sus obras en la primera década del siglo XX. Un pintor olvidado que merece un recuerdo cuando se cumplen 150 años de su nacimiento. Abstract: The stores of the Museo de Zaragoza keep some sketches by Felix Lafuente for the mural of the Blue Room of Huesca’s Casino. Those sketches, made with pastel and charcoal, are discussed in this paper as evidence of the intensity given to his works, during the first decade of the twentieth century, by this painter from Huesca. An artist almost forgotten, whose memory deserves our homage on the occasion of the 150th anniversary of his birth.
Palabras clave castellano: Félix Lafuente, bocetos, Casino oscense, Museo de Zaragoza, tipos ansotanos
Palabras clave inglés: Félix Lafuente, sketches, Casino oscense, Museo de Zaragoza, Ansó Types El 20 de noviembre de 1865 veía la luz el llamado a convertirse en el mejor pintor altoaragonés del periodo entre los siglos XIX y XX, Félix Lafuente Tobeñas. Este año se conmemora, por tanto, el sesquicentenario de uno de los oscenses notables con los que sus conciudadanos parecemos haber cumplido dedicándoles una calle. El escaso interés de los investigadores en el arte contemporáneo por los trabajadores del arte que no residieran en Madrid o Zaragoza y la costumbre demasiado extendida de dar por buenas las opiniones de otros, sin contrastarlas con una documentación que no está al alcance inmediato de la mano que se autodefine como investigadora, ha conseguido minimizar la obra de un oscense que merece sin duda un lugar en la historia del arte aragonés. El hecho de que los últimos diez años de su vida se viera alejado del ejercicio de la pintura por la enfermedad propició sin duda la aceleración del olvido de su obra por parte de los interesados en el estudio del arte aragonés de los últimos siglos. Pero su trabajo primero en Madrid, en el estudio de Busato y Bonardi, mientras cursaba estudios en la Escuela de Artes y Oficios, y después manteniendo un taller de escenografía con Amalio Fernández; su trabajo en Huesca a lo largo de la década que fue profesor de dibujo del Instituto provincial hasta 1903; su producción en Zaragoza en el entorno de la Exposición Hispanofrancesa para la que le fue encargado el cartel anunciador; sus acuarelas en la escuela con modelo que dirigió en el Ateneo, su pintura de paisaje al aire libre, los retratos en su estudio, las escenografías para los teatros y las iglesias, las decoraciones de aroma modernista para salones de su ciudad y de la capital aragonesa, sus dibujos para el Heraldo y otras publicaciones diarias y periódicas; sus diseños para la publicidad y la edición de revistas y libros, sus diplomas… hacen de Lafuente la figura cimera del arte altoaragonés de su tiempo y uno de los que debieran ocupar un lugar en la gran historia del arte aragonés de los siglos XIX y XX. Retomar la investigación que se emprendió a finales de los ochenta desde un programa de la Diputación de Huesca, ha llevado consigo el hallazgo de nuevas obras como las que este artículo pretende analizar.
El casino de Huesca se ha convertido en una de las imágenes que definen la ciudad. Su ubicación en el centro de la capital lo convierte en telón de fondo del espacio que acoge acontecimientos festivos o reivindicativos. En su salón azul cuelga un mural elaborado con siete pinturas sobre tela que contienen una serie de figuras ansotanas. Lo catalogó uno de los autores de este artículo en el año 1989 con el número 110. Aparece en la publicación Félix Lafuente en las colecciones oscenses con la sola indicación de la fecha, 1898, el título, Ansotanos, y el siguiente comentario: "La única pintura a modo de mural que se conserva en Huesca de Lafuente presenta una restauración digna de mejor causa que no perdonó ninguno de los paneles de los que se compone. Recuerda poco lo que debió de ser el original" (ALVIRA, 1989: 141) En el tiempo transcurrido el mural ha sido de nuevo intervenido por José Coarasa quien, pese a no poder rescatarlo como hubiera sido su interés, lo dotó de algo más de visibilidad, si bien no consiguió devolver el esplendor que sin duda tuvo en origen. La ficha catalográfica del Archivo municipal indica que Ansotanos es el número 225 del inventario del ayuntamiento oscense y describe así la temática de la pieza: "Tres figuras de ansotanas de cuerpo entero y, entre ellas, dos parejas de hombre y mujer vestidos de ansotanos y enmarcados en círculos. Elementos ornamentales: escudos heráldicos y medallones con texto: Ansó, Alto Aragón”. (En realidad los círculos contienen algunas figuras más de las que menciona la ficha y se enmarcan en dos paisajes urbanos de la hermosa localidad pirenaica).
La técnica es el Óleo; el soporte Lienzo (lino y arpillera) y las medidas 225 x 601 cm. Añade como datos artísticos el autor, Félix Lafuente, la firma Lafuente (parte central inferior), la época, s. XIX (?) y estado de conservación Regular, retocado con posterioridad a la realización. Consta de siete bastidores unidos en disposición mural. La Nueva España de 10 de Agosto de 1977 en el número extraordinario dedicado a las fiestas patronales de la ciudad trae un artículo firmado por Antonio Baso Andreu que lleva por título Del impresionismo al surrealismo en el arte pasando por Félix Lafuente y Ramón Acín. Comenta el autor la exposición homenaje llevada a cabo en la primavera de ese año en el Museo Alto Aragón de Arte Contemporáneo, comisariada por su director Félix Ferrer Gimeno, que había reunido a un buen grupo de los practicantes de la pintura en ese momento en la ciudad, nada menos que 67 dibujantes, pintores o escultores. Una exposición que suponía la primera incursión en la obra de uno de los proscritos por parte de los vencedores en la contienda civil, Ramón Acín. Algo que parece haber sido olvidado por quienes han recuperado su figura y su obra y que creemos debe de ser reconocido por los interesados en el poliédrico oscense. La primera exposición en la que se homenajea a Ramón Acín, además de a Valentín Carderera, León Abadías y Félix Gazo, pasa casi desapercibida en los medios y pese a ser inaugurada por el Gobernador Civil, el titular de la noticia que aparece en la Nueva España, en la página de Espectáculos, reza: "Concierto de la Coral oscense en el Museo Altoaragón. Presidió el Gobernador Civil"… En esta ciudad no estaban los ánimos todavía para recuperaciones por lo que el gesto de Ferrer Gimeno resulta doblemente atrevido. Que hasta el extraordinario de San Lorenzo no se hablara de los homenajeados en esa exposición, cuando llevaba meses clausurada, creo resulta suficientemente aclaratorio. El artículo de Baso se centra en Lafuente y Acín por haber sido los dos a los que el autor afirma haber conocido en su infancia y se ilustra con varios Estudios de Félix Lafuente y dos dibujos de quien fuera su discípulo predilecto ("yo fui el San Juan de sus discípulos" escribiría Acín en el Diario de Huesca con motivo de la muerte de Lafuente en 1927). Esos estudios de Lafuente son los que motivaron la investigación sobre el mural del Casino. Recientemente consultamos con Antonio Baso el origen de las ilustraciones de su artículo e inmediatamente, pese a nuestros temores de que la avanzada edad hiciera improbable el recuerdo, nos indicó con total precisión que habían sido trasladadas desde un artículo de José Galiay en la Revista Arte Aragonés que el propio Galiay editó en Zaragoza entre los años 1912 y 1914. En octubre de 1912 tuvo lugar en la capital aragonesa la Exposición de Bellas Artes e Industrias Artísticas que contó con un cuidado cartel diseñado por Rafael Aguado, en el que una figura femenina de cierto aire modernista aparece sentada ante un caballete; una rueda dentada, a modo de reposabrazos, aporta el toque industrial. Como fondo uno de os edificios que había dejado la Hispanofrancesa en la actual plaza de los Sitios: la Escuela de Artes Industriales, espacio que acogió la muestra.
El artículo habla de la Exposición Regional de Bellas Artes e Industrias Artísticas organizada por la Sección de Artistas del Ateneo de Zaragoza. Comienza indicando que, pese al poco tiempo invertido en organizarla, el éxito fue grande. Dionisio Lasuén, Juan José Gárate, Arredondo, Pallarés, García Condoy, Félix Lafuente, Ainaga, Aguado, Luis Gracia, Orduna "y otros más" llenaron con su obras el espacioso Salón de Actos de la Escuela de Artes e Industrias. Cuatro ilustraciones de Gárate, cuatro de Félix Lafuente, dos de Arredondo y una de Aguado ilustran la parte del artículo dedicada a la pintura; las cuatro del oscense reúnen un total de nueve bocetos que serían la base gráfica del mural del Casino oscense y de ellos siete encontraron acomodo en los fondos del Museo de Zaragoza, en el que están inventariados entre los números 28495 y 28501, a los que hemos tenido acceso gracias al apoyo de los trabajadores del museo. Los bocetos están reunidos en dos cartulinas de las que la primera contiene cinco: las tres figuras de cuerpo entero, el busto de la tercera figura y la cabeza de la composición principal de la derecha. Un análisis de estas dos últimas cabezas bastaría para certificar el nivel realizativo en el que se encontraba el pintor oscense a principios del siglo XX, en el momento en que dejó Huesca para acudir a la capital aragonesa. La segunda lámina contiene una serie de tres estudios de la misma figura femenina que acabará colocada en la izquierda de la composición y están tomados evidentemente del natural. El séptimo de los bocetos es el estudio detallado de la cabeza de la figura femenina central y es el único que ha sido intervenido mínimamente por los servicios de restauración del Museo. El artículo referido añade dos ilustraciones más, en paradero desconocido en este momento, que parecen ser trabajos a la acuarela, estudios de los grupos centrales para la composición del casino. Más detallado el derecho en el que se advierten las tres figuras que serán pasadas casi literalmente a la sarga: una pareja joven y una tercera figura de espaldas en primer término que avía los colgantes del traje de la joven. El que acabará en el círculo izquierdo es parte de un grupo que parece querer representar el ciclo de la vida: una mujer joven amamanta a un recién nacido, una figura adolescente en la derecha y una anciana en la izquierda. El boceto que formó parte de la exposición no contempla la figura de la anciana, tocada con la mantilla típica de las grandes celebraciones religiosas que aparecerá en el resultado final. La exposición contó con un seguimiento considerable por parte del diario La Crónica que, además de dar noticia del conjunto de la muestra el 15 de octubre de 1912, trajo artículos individualizados de algunos de los expositores. El segundo de estos dedicado a Félix Lafuente, el 25 de ese mismo mes, advierte que, además de escenógrafo, decorador y diseñador más conocido en Madrid que en Zaragoza, Lafuente es un pintor de categoría desconocido por los aragoneses y los zaragozanos, si bien estos ya se han dado cuenta de su calidad y han puesto "el cartelito de vendido" en muchos cuadros. Es probable que las dos acuarelas que trasladó a los círculos del mural del Casino contaran con alguno de esos cartelitos y pasaran a colecciones zaragozanas. Almaral, que firma la serie de artículos, concluye: "Por hoy, aunque en cantidad escasa, nos ha proporcionado materia de fina calidad, suficiente para reiterarle con toda cordialidad nuestra admiración y nuestra simpatía." Las tres figuras verticales son las que cuentan con un mayor número de trabajos previos entre los encontrados hasta este momento. De cada una de ellas existe un boceto al pastel del total de la figura, y un estudio individualizado de los tocados de las tres con pañuelos conocidos como de vivo; son de color blanco o rojo, rameados y suelen acompañarse de borlas y flecos de plata y de oro.
La que abre la composición por la izquierda podemos verla en la pieza mayor de las que guarda el Museo de Zaragoza inventariada con el número 28500. Un carboncillo y pastel sobre papel de 34 x 42 cm. que presenta tres bocetos tomados sin duda del natural de una mujer ansotana con los brazos en jarras, que gira el rostro sobre el hombro derecho.
Lafuente ejecuta con mayor precisión al pastel el que queda más alejado de espectador, ocupándose de diferenciar las partes de la "basquiña" de diario y trabajando con especial cuidado el "cuerpo" del traje que era en todo caso de color negro y ribetes de bayeta amarilla en las sisas y roja en el escote. Los dos más próximos son dibujos a carbón que firma en el ángulo inferior derecho indicando que se trata de estudios de Tocados de mujer ansotana. Resultan de igual manera intensas, pese al pequeño formato, las encarnaciones tanto de la cara como del antebrazo de la figura más alejada El comentario de Antonio Saura en la conferencia que impartió en 1992 en la Escuela de Magisterio de Huesca indicando que "lo bello es lo intenso", cobra pleno significado cuando se mira este y el resto de los bocetos preparatorios para el mural de Casino oscense. La limpieza de los gestos, la aplicación –o no– del pastel en determinadas zonas, el estudio de las formas y sobre todo de la luz, la seguridad de los trazos, hacen de esta pieza un ejemplo claro de intensidad en el conjunto del trabajo del pintor.
Como las otras tres figuras verticales, la que abre la composición cuenta con un pequeño boceto de 24, 8 x 8,9 cm. y número de inventario 28498 en el que Lafuente estudia la cromática y el movimiento del total de la figura. La pose corresponde a uno de los momentos de las tareas del hilado. En esta pieza la ansotana, ataviada basquiña de diario –cuerpo de color negro y sayo plisado y muy amplio– lleva en la mano derecha un copo de lana mientras con la izquierda sujeta el hilo que se va enroscando en el huso que aparece a sus pies, en el mural volverá al primer boceto sacrificando el hermoso movimiento corporal que presenta este pequeño pastel para dotar a la figura de una mayor fuerza expresiva. La hilandera será finalmente la figura que cierra la composición en la pieza final. La figura femenina del centro cuenta, como la anterior, con dos bocetos previos. Uno de cuerpo entero, 28497 en el inventario, cuyo movimiento se produce por el fajo de mies que lleva bajo el brazo izquierdo que descansa sobre un objeto impreciso. El estudio del tocado se convierte en un ejercicio como los muchos que había realizado en la clase de Cabezas de la Escuela de Artes de Madrid (28501, 19,2 x 16,5 cm.) en el que volvemos a ver el cuidado estudio del tocado con pañuelo rameado y los ribetes rojos y amarillos del cuerpo de la basquiña. El leve boceto al pastel vuelve a servir a Lafuente para realizar un meticuloso análisis formal mediante la incidencia de la luz en las diversas superficies, pero sobre todo un delicado ejercicio analítico de la cromática que ha caracterizado los trajes ansotanos en los últimos siglos. No es de extrañar que los zaragozanos descubrieran en la exposición del año 1912 a un excelente pintor que había convivido los últimos tiempos con ellos en la capital aragonesa pero que, lamentablemente, comenzaba a sentir los primeros efectos de la enfermedad que lo devolvería a su ciudad y le impediría el ejercicio de la pintura. La tercera de las figuras verticales (invent. 28495; 24,5 x 9,7 cm.) vuelve a representar un momento del tejido de la lana, uno de los trabajos que las ansotanas ejecutaban en los portales de sus casas, con frecuencia en grupos, a los que Lafuente dedicó algunos de sus más hermosos bocetos. Entre ellos el catalogado con el número 104 en la retrospectiva llevada a cabo en Huesca en 1989 goza de un especial encanto. Finalmente la figura de la derecha de la composición representaría a una tejedora para cuya cabeza trazó el boceto más elaborado de los encontrados hasta este momento para el mural del Casino. En este caso el pañuelo se corresponde con los de medio luto, de color café y rameado y se marcan claramente los ribetes del cuerpo de la basquiña, sin aplicar al sayo el característico tono verde (GORRÍA. 1999) Entre los bocetos a pastel que guarda el Museo de Zaragoza, solo uno pertenece a una de las figuras que componen las escenas de los dos círculos. Se trata de la cabeza de la figura femenina que aparece de frente en el de la derecha. Y de nuevo el boceto se preocupa por uno de los peinados más característicos del valle pirenaico. Se trata del peinado de churros que se forman con la melena mediante una cinta conocida como trenzador. El resto del pelo y los churros se sujetan mediante una trenzadera de color negro para las casadas y roja para la solteras.
Consideramos que este boceto (invent. 28499; 15,2 x 15 cm.) bastaría para justificar el reconocimiento debido a Félix Lafuente como pintor. Definido como Tocado de Mujer ansotana en la parte inferior izquierda y firmado F. Lafuente en la inferior derecha deja patente el interés que manifestó el artista a la hora de diferenciarlo del resto. Los suaves toques de luz de los pómulos o las mejillas con los que consigue un perfecto análisis de los volúmenes interiores, contrastan con la solidez de los rojos y naranjas de la trenzadera de la joven modelo. Lafuente conocía, sin duda, lo que se estaba haciendo en los grandes centros del arte; que conoció el impresionismo y en ocasiones lo puso en práctica en sus telas y sus acuarelas. Esta pequeña pieza creemos que puede resultar paradigmática: Lafuente conoció el impresionismo y supo que la preocupación de sus partidarios era el momento de luz que hace que ninguna forma sea la misma en otra ocasión. La antigua teoría que afirma que nadie puede bañarse dos veces en el mismo río aplicada al estudio de la realidad mediante las formas y los colores. BIBLIOGRAFÍA: Alvira Banzo, Fernando, (dir.) (1989): Félix Lafuente (1865-1927) en las colecciones oscenses. Huesca, DPH. Arco y Garay, Ricardo del (1999): El traje popular altoaragonés. Aportación al estudio del traje regional español, Huesca, Vicente Campo, 1924 Bernués Sanz, Juan Ignacio (2011): "La abuela ansotana en el arte de finales del siglo XIX y principios de XX", AACAdigital, nº 16. Carbó, Enrique (2009): Ricardo Compairé (1883-1965). El trabajo del fotógrafo. Huesca, Diputación de Huesca y Sala de exposiciones del Centro Cultural de Ibercaja. Gorría Ipas (1999): Antonio Jesús, El valle de Ansó y su traje tradicional. Zaragoza, Edición del autor.
Miguel Ángel ALVIRA JUAN y Fernando ALVIRA BANZO
Miembro de AACA y AECA, Profesor de la Universidad de Zaragoza Miembro del grupo emergente de investigación Usos del Arte, Facultad de Ciencias Sociales y Humanas de Teruel; Presidente de Honor de AECA, miembro de AACA, AECA y AICA, Profesor jubilad Fecha de Entrega: 15/09/2015 Fecha de Admisión: 28/09/2015 << volver |
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