Número 23 | Junio de 2013
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Millares hoy
Museo Salvador Victoria, Rubielos de Mora (Teruel). En la foto: Coro Millares, Elvireta Ecobio, Marie Claire Decay y Diego Arribas.
 
 

La fotografía que abre la exposición, el matrimonio Millares retratado junto a Salvador Victoria, es narración singular que debemos a Elvireta Escobio: fue realizada en el otoño de 1971, menos de un año para la marcha definitiva del artista canario, en la madrileña galería EGAM[1]. En la pared, puede verse asomando uno de los grabados de la carpeta “Antropofauna” que hoy cuelga en el Museo Salvador Victoria de Rubielos de Mora.  Por este trabajo, editado por Gustavo Gili para “Las Estampas de la Cometa” y que Millares había presentado en Pierre Matisse Gallery en Nueva York ese año, recibiría el premio “Ibizagrafic” en 1972. 

Manuel Millares Sall (Las Palmas, 1926-Madrid, 1972) realizó cincuenta ejemplares gráficos durante toda su trayectoria que fue corta, en lo vital.  Desde 1960, fecha en que editara la primera litografía, estampada por un recién llegado Dimitri Papagueorguiu, gran amigo de Victoria, en su abigarrado y activo estudio de la madrileña calle de Modesto Lafuente. Esta fue presentada por la galería opuscular de “El Paso”, la Galleria de Bruno y Fabio Sargentini: L’Attico, acompañada con palabras de Enrico Crispolti, en el contexto del acto final oficial del grupo informalista[2].  El fin de “El Paso” en Roma, era también la escenificación del punto final de una época y, cuatro años después, el Museo de Arte Abstracto Español de Cuenca, ciudad donde los Millares tendrán casa desde 1964, edita la primera serie de obra gráfica[3], incluyendo al artista canario, una serigrafía estampada por Abel Martín y Eusebio Sempere, finos serígrafos e importadores de su técnica desde el Paris de Wifredo Arcay. A partir de este instante, el trabajo gráfico de Manolo Millares estará frecuentemente vinculado tanto a estos serígrafos como a eso que hemos calificado el primer museo democrático, el museo colgado en las hoces de Cuenca. Ello queda también rememorado en el cartel de este Museo, realizado por Millares, que se expone en Rubielos[4].

“Mutilados de paz”, es la carpeta de cuatro serigrafías que, cronológicamente, abre la exposición, nuevamente estampada por Abel con la ayuda de Gerardo Rueda en el diseño externo de la carpeta, siendo realizada en 1965, el año de la muerte del primer mutilado de paz que Millares conoció: su padre. A él quedará dedicada la carpeta, presentada en el contexto de su segunda exposición individual en Pierre Matisse Gallery, ese año[5].  Importante por el encuentro escritural en ella con dos poetas, Rafael Alberti y Jose-Augusto França[6]. El primero mencionaría el Millares, “pintor del día doloroso y la noche / de la paz mutilada ahora”. El segundo, quizás el crítico más importante en su trayectoria vital, autor de su magna monografía editada por La Polígrafa en 1977, referiría “el avance hacía el blanco” que vislumbraba, acertadamente, en su quehacer.

“Auto de fe”, la otra carpeta de 1967 expuesta, menciona otro de los asuntos frecuentados por el quehacer millaresco, -y que luego reiterará en “Torquemada” (1970), esta vez con poema de Manuel Padorno-, emblema de la representación de la cegazón destilada por la “justicia” y la ira inquisidora, la mezquindad, utilizando el glosario del pintor. Estampada también por Dimitri, esta carpeta de cuatro grabados a punta seca se inspiraba en el libro “Causas del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición en Canarias”, desde los legajos recuperados por su bisabuelo, Agustín Millares Torres, de la torva destrucción por un carretero en la salina rada atlántica.

 

Ya se ha escrito muchas veces: próxima su marcha, llegando a 1970, las obras de Millares se embargan de eso que França llamaría ya “la victoria del blanco”.  Retornados los Millares de un viaje al desierto, el pintor ha encontrado la planitud de las extensiones en torno, el pasmo causado por la arena y los restos de animales en las pistas, será entonces cuando conciba obras llamadas: “Antropofauna”, “Animal del desierto” o “Neandertalio”, pinturas que darán el título a su última exposición en vida, en el Musée d’Art Moderne de la Ville de Paris (1971)[7], el original de cuyo cartel está expuesto en Rubielos.  “Antropofauna” (1969-1970), la carpeta ya citada al comienzo, son cinco aguafuertes[8] a los que podríamos aplicar las hermosas palabras de Antonio Gamoneda: “Millares, en el peculiar mundo técnico y expresivo del grabado, nos proporcionó, quizá, algunas piezas en que su acción catártica se dio con la máxima pureza, con el más desnudo poder gestual”.

Otra carpeta presente ya citada, “Torquemada” (1970), fue editada por Juana Mordó, la galerista de Millares y de tantos de sus compañeros de generación, estampada en serigrafía por Abel Martín. En este punto cedemos la voz a França: “Homúnculos, o gnomos que viven bajo tierra, o extrañas raíces de mandrágora crecidas en el Paraíso a la sombra del árbol del Bien y del Mal, la proposición de Millares asume valores mágicos y maléficos en el marco de un menosprecio apasionado del hombre tal como se ha convertido en el seno del mundo contemporáneo (...).  Millares ve ese mundo como una continuidad del pasado. Por eso dedica un álbum de láminas a los ‘Autos de fe’ del siglo XVI español -cuyos grabados se acompañan de resúmenes de ‘Causas del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición’ publicadas en Canarias en 1520-, y otro álbum a Torquemada, el siniestro monje inquisidor de la Iglesia española, ‘el intelectual de la violencia angélica, la pura fe en el fuego engendrador de la salud celeste, mortal, voraz y verdadero (...) bestia negra, el juez maldito, el consultor del odio...’, como lo describe el poeta canario Manuel Padorno en el poema que ilustra la ‘suite’ de serigrafías (...).   La Inquisición, la tortura, el odio, con su cortejo de víctimas y de “mutilados”, he aquí el universo ininterrumpido que acude al espíritu de Millares, en su universo español”.

En estos años, Antonio Lorenzo, -el artista y grabador, pionero con Abel en el conocimiento y puesta en práctica de las técnicas de grabado en España, conocidas por aquel de la mano de Bernard Childs y Zóbel[9]-, enseña a su vez a Millares grabado, que este decidirá poner en práctica a partir de 1970, concibiendo para ello un estudio de grabado que apenas será usado. En fin, como se ve, esta exposición de Rubielos recorre, también, el relato del devenir calcográfico contemporáneo en España, al modo de un oculto nervio que viaja entre la historia menos narrada de estas estampas. Si lo situamos en orden ya se ha dicho: el Museo de Arte Abstracto Español (la visita a Childs de Zóbel y Lorenzo, y sus ediciones, de la mano de Abel Martín, Sempere y Antonio Lorenzo). A ellos sigue Dimitri Papagueorguiuhasta llegar a la experiencia madrileña del “Grupo 15”, aventura iniciada con éste y en donde Millares hará dos hermosos aguafuertes estampados con ayuda de Monir y Lorenzo, presentes en esta exposición.  A modo de coda debe mencionarse el Museo de Obra Gráfica de la Fundación Antonio Pérez en San Clemente (Cuenca), que custodia una excelente selección de la gráfica millaresca y a cuya generosidad en el préstamo, como también a Elvireta Escobio e hijas, debemos esta exposición.

Ocho grabados póstumos, estampados en el taller madrileño de “Mayor 28”, con la cooperación de Fernando Bellver y Manuel Valdés, cierran la exposición de este artista, fallecido, lo hizo el año pasado sin nadie recordarlo, hace cuarenta años.

 

Pintaderas, signos grabados por los aborígenes, líneas que cruzan la superficie, dedos estampados sobre las telas, huellas de zapatos.   Rudimentarios grabados en las arpilleras, signos o cruces, escrituras de “un mundo deliciosamente extraño”. Ceremoniales vestigios, pareciere resonando un lejano grito, escribió el poeta Frank O’Hara[10].  Era el interés por el grabado de un hombre fascinado desde niño inquieto por “Los Caprichos” y “Desastres de la guerra” de Goya[11].  Pintor sí, pero poeta y místico de voz muy espiritual, como señalara André Pieyre de Mandiargues. El hombre muy serio, que recuerda Elvireta, quien más en serio se tomaba la vida. Un pintor íntegro, y basta.

 

Y qué tentación, concluir estas líneas escribiendo: “Millares hoy”, a lo Moreno Galván[12]. Pero no aquel Millares referido en la melancolía del “hoy” sino, más bien, qué voz tan poderosa, tan de ahora, la de quien nos dejara hace tantos años. Y estoy pensando en su llamada a una voz ética y el uso de un glosario que nos permite hablar en 2013 de lo imperecedero de su voz: “destrucción”, “amor”, “mezquindad”, “parajes descoyuntados”, “el hombre roto”, “principios renovadores” y “puños”: la destrucción y el amor corrían parejos, entonces, -escribía este artista-, por espacios y páramos descoyuntados.  No importa que el hombre se haya roto si de él emergen rosas de légamos y principios renovadores como puños[13]. Dixit Millares.

Manolo Millares. Obra gráfica

Fundación Museo Salvador Victoria

Rubielos de Mora (Teruel)

Del 22 de junio al 31 de octubre de 2013

[1]Galeria EGAM, Exposición de Dibujos y Aguafuertes de Millares, Madrid, 2-30 Octubre 1971

 

[2]Carpeta “El Paso. Sei litografie di Canogar-Chirino-Millares-Rivera-Saura-Viola”.    Litografía para la carpeta “El Paso”, con ocasión de la exposición celebrada en la Galleria L’Attico, “El Paso”, Canogar, Chirino, Feito, Millares, Rivera, Saura, Viola,  Roma, 15-30 Octubre 1960. 

 

[3]Primera serie de serigrafías que edita el Museo de Arte Abstracto Español en 1964 (Antonio Lorenzo, Manuel Millares, Manuel Hernández Mompó, Gerardo Rueda, Eusebio Sempere, Gustavo Torner y Fernando Zóbel).

Aunque el Museo no abrió sus puertas hasta el 30 de junio de 1966, los trabajos gráficos comenzaron en los primeros años sesenta.

 

[4]“Collage Millares-Colección de Arte Abstracto Español-Cuenca, 1970”.  En 1973 se editará el “Cartel-Recuerdo del pintor Manolo Millares”, diseñado por Jaume y Jordi Blassi sobre un retrato del artista bajo el que se imprime su firma.  Impreso en hueco offset, dos tintas, sobre papel “Guarro”.  Realizado en Barcelona por Industrias Gráficas Casamajó.  466 ejemplares.

 

[5]La carpeta fue presentada en el contexto de la exposición de Millares en Pierre Matisse Gallery, en Nueva York, en 1965 (Pierre Matisse Gallery, “Los mutilados de paz”, paintings on canvas and paper 1963-1965, New York, 23 Marzo-17 Abril 1965).  Las exposiciones individuales en vida de Manolo Millares en Pierre Matisse Gallery serían en 1960 y la citada de 1965, y una tercera, de homenaje, en 1974, ya tras su muerte. 

 

[6]En 1965 fallece el padre de Manolo Millares. En 1953 le había realizado un retrato al que tituló: “El primer mutilado de paz que conocí”.  A él dedicará su primera carpeta de serigrafías “Mutilados de paz” y, obvio, su memoria subyace en el título de la muestra individual de este año en Pierre Matisse Gallery.   Repetiría el título en varios cuadros de estos años.  Sólo una vez te vi / pero me basta, pintor, / pintor del día doloroso y la noche / de la paz mutilada, ahora (...) -escribiría Rafael Alberti (“Millares ahora”, Roma, otoño de 1972).  La exposición Los mutilados de paz”, paintings on canvas and paper 1963-1965 se componía de quince pinturas, diez dibujos y la carpeta “Mutilados de Paz”.  La carpeta se ilustra con un poema de Rafael Alberti. El catálogo, con portada con agujeros troquelados, contiene un texto de José-Augusto França: “Millares, or the advance into white”.   Este escrito, tan importante, supone el primer encuentro serio, tras conocerse en 1961, del crítico y poeta con el artista. 

 

[7]Musée d’Art Moderne de la Ville de Paris, Millares, « Antropofaunas », « Neanderthalios » et Autres Œuvres récentes de 1966 à 1970,  Paris, 23 Noviembre 1971-9 Enero 1972.  Exposición organizada por la “Section Animation Recherche Confrontation” del Museo.

 

[8]Es expuesta por vez primera en Pierre Matisse Gallery en la exposición: Millares-Saura.  An exhibition of etchings, lithographs, serigraphs and gouaches, celebrada en New York entre el 16 de marzo y el 10 de abril de 1970. 

 

[9]Bernard Childs (1910-1985), enseña a Lorenzo, 1960, las técnicas del grabado.

 

[10]Escribiría el poeta y conservador del MoMA , quien conoció personalmente a Millares, “after his earlier periods, began to examine the torn canvas, stitching over the voids, creating harsh and enigmatic encrustations from burlap dipped in whiting, or bandage-like swathes, painted and splattered (…), his works have more and more taken on the aspect of ceremonial vestiges (…) the homunculi series presents a specifically figurative development, a far cry (…)”.  Frank O’Hara, “New Spanish Painting and Sculpture”, The Museum of Modern Art, New York, 1960, p. 9. 

 

[11]“De aquí mis primeros recuerdos de mi concienciaartística.  Me paso grandes ratos viendo unos libros de “Museos famosos de Europa” que entonces había comprado mis padre (tenía entonces siete años) (y) un tomo de la Editorial Labor sobre arte italiano.    En cuanto a la pintura española, andaba raspando al Goya de los Fusilamientos y, en especial, el tan importante libro de los aguafuertes “Los Caprichos” y “Desastres de la guerra” editado por Espasa-Calpe, que tan honda huella me dejó”.  Manolo Millares (Versión Juan Manuel Bonet), “Manolo Millares.  Memorias de infancia y juventud”, IVAM  documentos, vol I, Instituto Valenciano de Arte Moderno, Valencia, 1998, p. 31

 

[12]José María Moreno Galván, “Millares, aujourd’hui” (Texto en el catálogo de la exposición en la Galerie Messine, Millares, Oeuvres Récentes,  Paris, 25 Mayo-26 Junio 1971).

 

[13]Manolo Millares, “El homúnculo en la pintura española actual”, op. cit.

 

Alfonso de la Torre
Crítico de arte

Fecha de Entrega: 24/06/2013
Fecha de Admisión: 26/06/2013


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