Número 1 | Diciembre de 2007
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El redescubrimiento del arte español del siglo XIX
El siglo XIX en el Prado
 
 



¿Realmente esta exposición es un redescubrimiento?, la respuesta es muy clara y contundente amigo lector, si. Porque si tenemos en cuenta que la pintura española del XIX, al contrario que los grandes nombres europeos como Turner, Delacroix, Courbert, o los impresionistas en pleno, no tenían carisma alguno, no ya en Europa sino en la propia España, mientras que los grandes cuadros de historia aparecían sólo como ilustraciones en los libros de historia, o incluso en algunas ocasiones, en cromos coleccionables para uso escolar , o por el contrario adaptándolas para los carteles anunciadores de películas de la misma temática, que fueron muy bien acogidas por la estructura del franquismo, que nos querían convencer de que la “unidad de la patria” ya existía desde tiempos de Séneca. Afortunadamente hoy en día la cosa ha cambiado mucho, los cuadros del siglo pasado empiezan a lograr altas cotizaciones, y los grandes museos vuelven a sacar tímidamente a la luz aquellos lienzos, como es el caso que nos ocupa. E incluso se organizan exposiciones, véase el ejemplo que se hizo en Aragón en los años 90 del pasado siglo XX con una exposición titulada “Aragón en la pintura de Historia”, comisariada por nuestros compañeros Ángel Azpeitia y Jesús Pedro Lorente, que no por casualidad, constituyó un resonante éxito popular.

PINTURA:
En el caso que nos ocupa, después de diez años de cierre, se vuelve a abrir la sección de pintura del XIX del Museo del Prado, en forma, de exposición temporal. La exposición la componen ciento siete piezas divididas entre pintura y escultura. En el primer término, la exposición comienza con el Goya ochocentista, de los cuales

 Goya: La marquesa de Santa Cruz
destacaremos tres ejemplos, la marquesa de Santa Cruz, como pieza estrella, la duquesa de Abrantes, y el retrato de Juan Bautista Muguiro, todos estos retratos realizados en la mejor época del reconocido como mejor pintor español de todos los tiempos. A su vez se exponen retratos neoclásicos de Vicente López, o la pureza de los Madrazo, representado en el retrato de Amalia de Llano y Dotres, condesa de Vilches, pues no sólo es el retrato más conocido de esta familia de artistas sino también el más atractivo y seductor de cuantos hay en la muestra. Tres óleos son los que cuelgan de temática costumbrista del hermano del mítico poeta de las oscuras golondrinas, por cierto, el género costumbrista sigue siendo para algunos algo desechable hoy en día como lo fue en su día la pintura de historia. De Eduardo Rosales han tenido un trato especial en esta exposición, pues fue una gloria española ochentista, y entre la importancia de su arte, y que murió muy joven, ha permitido ver obras de grandes dimensiones, como el muy conocido Testamento de Isabel la Católica, 1864. Pero sin duda lo que el público aprecia más en estas exposiciones de artistas del XIX son los grandes cuadros de pintura de historia, y en esta exposición el visitante no acaba defraudado, pues los cinco metros de anchura de La rendición de Bailén, de José Casado de Alisal, o los seis del Fusilamiento de Torrijos, de Antonio Gisbert, no son piezas en absoluto banales, y no digamos los cinco metros de base de Doña Juana la Loca, de Pradilla, con esa trágica vibración de los trazos que permitió al autor ganar la única Medalla de Honor en el año 1878, sin a ver ganado anteriormente nada en ninguna exposición. Óleos de similares tamaños son los de Lorenzo Vallés, Dióscoro Puebla, Manuel Domínguez, Alejando Ferrant, o José Moreno Carbonero.
 
Pero el mundo de la pintura iba por otros derroteros, en Francia triunfaba Courbert, y a este lado de los Pirineos los dos autores que “cortaban el bacalao” eran sin duda alguna Ramón Martín Alsina, y un poco más tarde, el belga, Carlos Haes, ambos dos perfectamente representados en sendos cuadros paisajistas. De Mariano Fortuny se exponen ocho buenos ejemplos de la trascendencia que este artista tuvo tanto a nivel nacional como internacional, entre estas obras destacan la batalla de Wad- Ras de 1860, o el Desnudo en Portici , 1874,. En cuanto al realismo español del último cuarto de siglo, se representa perfectamente en las obras de Muñoz Degraín, Emilio Sala, Ignacio Pinazo…etc…
El apartado de pintura concluirá con Aureliano Beruete y Joaquín Sorolla. De Sorolla hay piezas sobradamente conocidas como ¡Aún dicen que el pescado es caro! o uno de los típicos en la playa, en los que el maestro juega con los reflejos de la piel mojada de las personas retratadas, echo que valió para describir a Sorolla como impresionista. En cambio de Beruete, se muestran los paisajes que tanto y tan bien lo consagraron. Sin embargo se echa de menos que en esta exposición no se hubiera continuado con otros artistas también importantes como Regoyos, Ruiseñor, Casas, Camarasa, Zuloaga, o Mir, artistas sin los cuales no sería entendida la pintura decimónica.


ESCULTURA:
En cuanto a la escultura se refiere, los buenos ejemplos de época neoclásica, son sin duda alguna las piezas de

 J. Álvarez Cubero:
La Defensa de Zaragoza
José Álvarez Cubero. Pero para curiosidades en cuanto a escultura se refiere, el espectador no puede dejar de ver la escultura de Camilo Torreggiani, que fue capaz de retratar en mármol a Isabel II a través de un velo y reconocerse perfectamente los rasgos de la reina, sin duda alguna lo mejor. Ya de la segunda mitad del XIX y siguiendo con la escultura, se explica muy bien en esta exposición, porqué este periodo iba a ser una cota casi privada de catalanes, con obra de Suñol, o Querol. Todas estas esculturas, mezcladas con los grandes lienzos de historia, hacen del espacio un lugar idílico e importante para la cultura española.


REPRESENTACIÓN ARAGONESA:
La presencia aragonesa en la muestra es constante, tanto por los pintores, como por los temas seleccionados. En cuanto a pintura se refiere destacaremos a dos grandes conocidos que ya hemos citado anteriormente, son el caso del universal Goya, de quien citaremos para esta ocasión el dibujo El toro y la mariposa , pieza estrella de los veintisiete dibujos que de Goya se exponen, pues no sólo es un dibujo fuera de lo normal en cuanto a este tipo de producción se refiere, sino que es una de las más caros que el Ministerio de Cultura ha comprado recientemente, pues pagó a la casa Chistie,s 1.900.000 de euros, la cifra más alta jamás desembolsada por un dibujo. El otro artista aragonés es sin duda el viejo Pradilla, quien demuestra claramente porqué en su tiempo fue considerado como “el mejor pintor después de Goya”, en esta exposición se muestran dos grandes lienzos que denota ese gran detalle descriptivo y verismo arqueológico de su profundo conocimiento de la época de los Reyes Católicos, del que se había convertido en especialista indiscutible y que tantos honores le habían granjeado en el pasado. Ejemplos como el ya mencionado Juana La Loca, o El cortejo del bautizo del príncipe don Juan por las calles de Sevilla, 1910, así lo demuestran. Otras obras pictóricas que aunque no estén echas por artistas aragoneses, si muestran momentos de la historia de nuestra comunidad autónoma, así pues se nos presenta la oportunidad de ver Los amantes de Teruel, de Muñoz Degraín, obra interpretada con arrebatadora exaltación pictórica de su personal estilo, acorde con el romanticismo apasionado de un tema tan próximo al espíritu decimonónico, clave fundamental del enorme éxito de este cuadro, o también otro echo importante de nuestra historia como fue La leyenda del Rey Monje, de Casado de Alisal, que ya se puede ver completamente restaurado en las dependencias del Ayuntamiento de Huesca. Soberbia calidad pictórica con que está resuelta toda la composición y la visión agudísima tanto de los sobrecogidos nobles aragoneses, como, sobre todo, la figura del rey con su perro y las cabezas decapitadas, demostrando claramente el dominio pleno de todos los recursos pictóricos que Casado alcanzó en su madurez. La única escultura, y no menos importante, que deberemos destacar es La defensa de Zaragoza , del cordobés Álvarez Cubero, obra cumbre, por el testimonio de fuerza, dramatismo y el valor del ser humano, al rememorar aquellos desgraciados días de lucha y superación.
Celebremos pues, que un siglo artístico e históricamente denso como ha sido el siglo XIX vuelva a la primera pinacoteca del Estado español representada en una amplia y visible exposición.


DATOS ÚTILES:
El siglo XIX en el Prado
Museo del Prado, Patrocinado por BBVA
Comisarios José Luis Díez y Javier Barón
31/10/07- 20/04/08

José Antonio VAL LISA
Miembro de la Junta Directiva de AACA y del consejo de redacción de AACADigital

Fecha de Entrega: 09/12/2007
Fecha de Admisión: 10/12/2007


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