Número 63 | Junio de 2023
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La arquitectura escolar pública en España y su reflejo en Lécera (Zaragoza)
Reseña de VÁZQUEZ ASTORGA, Mónica, La arquitectura escolar pública en España y su reflejo en Lécera (Zaragoza). Unas escuelas graduadas (1917-1923) para una «villa modelo», Zaragoza, Ayuntamiento de Lécera, 2023, 126 pp. (ISBN: 978-84-09-49365-4)
 
 

Este libro, titulado La arquitectura escolar pública en España y su reflejo en Lécera (Zaragoza). Unas escuelas graduadas (1917-1923) para una «villa modelo» y editado por el Ayuntamiento de Lécera, recoge una de las últimas aportaciones que su autora, Mónica Vázquez Astorga, ha realizado al estudio de la arquitectura escolar pública en Aragón. En concreto, se centra en la historia y en el devenir de las escuelas graduadas (para niños y niñas) de este municipio zaragozano -en la actualidad colegio público de Educación Infantil y Primaria. Centro Rural Agrupado L’Albardin-. Fueron inauguradas el 4 de noviembre de 1923, acontecimiento que se conmemora, en su primer centenario, a través de estas páginas.
 
Mónica Vázquez es actualmente profesora titular del Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Zaragoza, institución desde la que desarrolla su labor docente e investigadora. Esta última está dedicada al arte y cultura de época contemporánea y, especialmente, a la arquitectura. En los últimos años (y entre otros temas), su interés investigador se ha centrado en el estudio y puesta en valor de la arquitectura escolar en Aragón, ámbito en el que ha realizado varias publicaciones científicas en forma de libros, capítulos de libros y artículos, citando ente ellos el libro Escuelas de enseñanza primaria pública en Aragón (1923-1970) (2013).
 
El libro que ahora presenta se estructura en dos capítulos. En el primero, alude a las disposiciones oficiales más significativas que se dictaron en el primer tercio del siglo XX en el ámbito educativo y sobre construcciones escolares. A esta normativa debía ajustarse la región aragonesa donde, al igual que en el conjunto del país, predominaban locales que no cumplían las condiciones fundamentales de la pedagogía moderna y que se encontraban en condiciones más que dudosas. Sin embargo, gracias al avance legislativo y pedagógico de la época, nuestro territorio experimentó un notable auge en la dotación de edificios escolares concebidos ad hoc para la enseñanza primaria; siendo este el testimonio ofrecido por la localidad zaragozana de Lécera. De este modo, el segundo capítulo traza el panorama de las escuelas públicas de primera enseñanza existentes en ese municipio a comienzos del siglo XX; y, luego, se centra en el esfuerzo realizado por su Ayuntamiento y vecindario para conseguir un edificio de nueva planta para escuelas graduadas de niños y niñas. Finalmente, se cierra con unas conclusiones y con un apartado de bibliografía, e incluye un valioso epílogo con fotografías aportadas por los habitantes de Lécera como recuerdo de su paso por las escuelas.
 
Este edificio fue proyectado en noviembre de 1917 por el arquitecto provincial de Zaragoza Julio Bravo Folch (1862-1920), y su construcción se efectuó (a diferencia de otros ejemplos del mismo período) sin respaldo económico estatal. En la consecución de este propósito, fue fundamental la inestimable labor del alcalde Pedro Muniesa, así como la colaboración de los leceranos y leceranas, quienes comprendieron que la instrucción elemental es una pieza clave para el progreso de la sociedad. En su diseño se tuvieron presentes las prescripciones legales y pedagógicas del momento, adoptando el sistema de la escuela graduada, que constituía entonces el símbolo y prototipo del movimiento regeneracionista a nivel educativo. Por ello, esta iniciativa fue considerada digna de alabanza por la prensa profesional de la época, que se refirió a Lécera como pueblo modelo. De hecho, y como indica Mónica Vázquez, cabe considerar a estas escuelas como una de las primeras graduadas de Aragón, a la vez que poner en valor su contribución a la renovación pedagógica de la enseñanza en este municipio zaragozano y, de manera extensiva, en el territorio aragonés.
 
Su correcta adecuación pedagógica y constructiva ha permitido que este inmueble pueda seguir cumpliendo su función original un siglo después. Por este motivo, la autora no solo se ocupa de contextualizar estas escuelas en el panorama de la época y de su historia constructiva, sino que también profundiza en su devenir desde su inauguración en 1923 hasta la actualidad. De este modo, pone de relieve su valor social y patrimonial, a la vez que detalla su trayectoria posterior. Para ello, resulta imprescindible el meritorio anexo gráfico de este libro, que se compone a partir de las fotografías facilitadas por los habitantes de Lécera. Por tanto, queda de manifiesto su implicación por la consecución de esta investigación, demostrando que las escuelas de Lécera son todavía unas escuelas vivas. De su lectura y consulta se desprende igualmente el cariño e implicación de Mónica Vázquez quien, a través de una narración clara y amena (a la vez que rigurosa y precisa), nos acerca a la historia de las escuelas proyectadas y erigidas para esta villa modelo. Por supuesto, su labor es el resultado de una investigación que ha comprendido la revisión de una extensa bibliografía, así como de prensa y publicaciones periódicas de la época. A ello se añade la consulta de los fondos de diversos archivos como el Archivo Municipal de Lécera, el Archivo de la Diputación Provincial de Zaragoza, el Archivo Histórico Provincial de Zaragoza y el Archivo General de la Administración del Estado de Alcalá de Henares, que han sacado a la luz una valiosa documentación inédita.
 
En definitiva, este libro contribuye, sin duda, al conocimiento, difusión y puesta en valor de la arquitectura escolar aragonesa de la pasada centuria, asunto en el que Mónica Vázquez Astorga se halla genuinamente implicada. A su vez, rinde homenaje a los leceranos y leceranas quienes, gracias a su perseverancia, hicieron realidad la construcción y conservación de estas escuelas. De este modo, esta publicación ayuda a no dejar caer en el olvido este importante legado cultural que, como se recoge en el prólogo, es nuestro deber cuidarlo y preservarlo para generaciones venideras y sentirnos orgullosos de él.
Jorge Nelson DÍAZ CASTILLO
Contratado predoctoral del Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Zaragoza.

Fecha de Entrega: 10/05/2023
Fecha de Admisión: 12/05/2023


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