Número 6 | Marzo de 2009
Paseo María Agustín nº 20 Zaragoza - 50004     Tfno.: 976 28 06 60      asociacionaragcriticosarte@gmail.com Normas/plazos para la propuesta de artículos
(call for papers)
imprimir
 
Ahmed Shahabuddin en CAI Luzán
 
 

 

Ahmed Shahabuddin está en su plenitud artística, a sus cincuenta y ocho años. Ha expuesto su obra desde 1973 por todo el mundo, siendo uno de los artistas más consagrados de estos momentos. Y todos los aragoneses tenemos el privilegio de poder disfrutar por primera vez una retrospectiva completa de este genio de la pintura.

Instalado en París, su centro neurálgico, no olvida sus raíces –estuvo muy involucrado en la lucha de liberación de su país Bangladesh, siendo un héroe nacional por ser uno de los pocos supervivientes, y además su hermana ha sido elegida la primera ministra de su país - pero no se anquilosa en el pasado o en sus influencias –como la mayoría de los pintores de su generación y en concreto de Bangladesh, bebieron de los expresionistas abstractos americanos-. Y para inspirarse pasa unas cortas, pero intensas y prolíficas, temporadas al calor y a la luz de las playas alicantinas, posiblemente de donde adquiere esa luminosidad tan poderosa que impregna todos sus cuadros.

La factura de sus cuadros es excepcional, sus pinceladas impresionistas, puros brochazos - las realiza alla prima y sin boceto alguno- que nos demuestra su gran habilidad con el pincel alcanzando las más altas cotas del expresionismo. Sus figuras representan puro movimiento, casi llegando a la abstracción, recordándonos a Goya en esas manchas místicas y mágicas que crean figuras reales de la Regina Martyrum o los frescos de su época negra en La Quinta del Sordo. Pero aunque no son tan dramáticas y oscuras con las del genio de Fuendetodos, sus composiciones rítmicas y musicales con figuras luchando al límite y con una fuerza inusitada, ante las adversidades y obstáculos. Pero convence al espectador que el personaje va a superar el trámite, porque ante todo este artista es optimista.

La idiosincrasia y estilo de este pintor es único, por mucho que queramos adherirle a algún grupo o vanguardia anterior, como decía H. Rosemberg sobre sus coetáneos “…lo que sucedía en el lienzo ya no era un cuadro, sino un acontecimiento.”

Y lo que acontece es cuerpos robustos, hercúleos y atléticos, carnosos pero fibrosos, pura fuerza vital, escorzos imposibles pero creíbles, potencia y dinamismo, contrastes lumínicos, retratos psicológicos de carne y hueso (actualmente con el único parangón del artista británico Lucian Freud)…Todo nos hace vislumbrar formas en tercera dimensión, relieves escultóricos pintados con una maestría innata. Caras totalmente difuminadas, manchas que adornan extremidades potentes, llenas de vida y pasión, como en los cuadros titulados Attaque, Energy, Accelerating, Le Combat o Jump. Atletas desarrollando la acción de sus movimientos en carrera y en salto, saliendo de tacos en una carrera explosiva de velocidad, luchando con fuerzas antagónicas, de choque de trenes. Como si nos mostrara las secuencias de esos fotomontajes daguerrotipos de las primeras cámaras cinematográficas.

También encontramos lienzos que transmiten tranquilidad, calma, misticismo y espiritualidad, como los retratos dedicados a Ghandi, Santa Teresa de Calcuta, el Fundador de Bangla Desh o esas mujeres mostradas de espaldas en paisajes vacíos (Decir, Attente, Bathing), etéreos, que nos llevan a fijar la atención exclusivamente a la figura, enfatizando así sus formas.

Wating, es un cuadro especial, ya que es el eclecticismo de todo lo contado hasta ahora, donde una procesión, concentrada en una esquina del cuadro –dejando más de dos tercios del lienzo en un vacío existencial colorista-, está inhumando al fallecido, que su alma sube como una estrella fugaz, verticalmente hacia el cielo (otra versión paralela podría ser una tormenta, que ilumina un paraje desértico).

Aparecen animales, algunos siendo metamorfosis del hombre transformándose en caballos desbocados, salvajes, incontrolables. Dos Toros poderosos lidiados por toreros que desaparecen pero están muy presentes –paradójicamente este animal es muy sagrado en su cultura, posiblemente esa atracción ante el espectáculo taurino la adquirirá de los maestros españoles (Goya, Picasso,…)-. También dos pájaros suspendidos en el aire, simbolizando esa libertad que tanto ansía el artista.

El tamaño no importa, los lienzos de menor formato son igual de relevantes y expresivos que los más grandes. Energy, de pequeña dimensión pero el más grande de la sala, un choque en el aire de dos figuras masculinas, con varios brazos y piernas, realizando aspavientos abstractos que hacen volar a esas figuras que eclosionan con máxima energía.

Hay dos cuadros de una etapa más temprana y mucho más oscura en las tonalidades, con colores veis, ocres y negros que dan mayor dramatismo a las composiciones. Dog, un perro atacando a un hombre y, el otro sin título, un hombre observando a una mujer desde la ventana, con reminiscencias de trabajos de Francis Bacon. Precisamente, en esos años, inicios de los 80, vislumbró en la Galería Bernard de París (una de las más importantes mundialmente en esos momentos) una exposición del artista irlandés que le marcaría para siempre, donde respetuosamente le dio la mano al artista como muestra de admiración.

No es de extrañar que en 1992 fuese considerado como uno de los  “50 Master Painters of Contemporary Art” (donde compartió exposición colectiva con Francis Bacon, que al pasar por detrás de Shahabuddin, que estaba colgando su cuadro, el maestro dijo: That´s very good, cerrándose así el círculo artístico –a los pocos meses Bacon murió en Madrid-) y que tenga piezas en muchos museos y galerías internacionales como en Suiza, Francia, India, EE.UU, etc.

La muestra tiene una homogeneidad increíble aportándonos una soberbia clase magistral de técnica, composición e historia del arte. Consigue con una simpleza de recursos enfatizar su figurativismo, siendo muy eficaz y con un efectismo muy sugerente.

Los dioses y héroes cobran vida de la mano de Shahabuddin, y la sala de la Luzán de la CAI está repleta de ellos, se ha convertido en un templo pagano de arte contemporáneo, donde todos nos sentimos más libres.

 

Sergio MURO
Comisario de exposiciones, gestor cultural

Fecha de Entrega: 30/01/2009
Fecha de Admisión: 31/01/2009


<< volver imprimir