Número 38 | Marzo de 2017
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Encuentro con la realidad objetiva
Museo Carmen Thyssen Andorra
 
 

Bohemios, agitadores, modernistas, genios en una palabra. Se dan cita en la primera exposición temporal del Museo Carmen Thyssen Andorra –tercer espacio creado, tras el de Madrid y Málaga– pero a diferencia de ambas pinacotecas, no nos encontraremos  en un espacio permanente, sino más bien con exposiciones temporales de larga duración. La selección de las obras contemporáneas, 26 en total, ha corrido a cargo de su director artístico Guillermo Cervera. Dada la diversidad  de estilos y corrientes  que se nutre la colección Carmen Thyssen- Bornemisza Escenarios. De Monet a Estes. De Trouville a Nueva York reúne a nombres significativos de la historia del arte  permitiendo trazar nuevas líneas de interpretación desde la libertad de los impresionistas hasta la precisión de los hiperrealistas. Este dialogo, conlleva en sí mismo una revisión del carácter y los tiempos trazados.

Hacia el último tercio del siglo XIX, se produjo una de las transformaciones más interesantes y profundas de la historia del arte: el impresionismo, había rebasado la frontera francesa y se difundía en países como Inglaterra, Estados Unidos, Alemania, Italia…etc.. En España, al hablar  del realismo, estamos hablando de autores que eligieron una nueva objetividad como fundamento de su producción. Frente al distanciamiento de los alemanes o el aire metafísico de los italianos, el nuevo realismo valoró la inesperada interrelación en varias opciones plásticas, esto es, una nueva objetividad que pudo hallarse en la multiplicidad del impacto visual.  El impresionismo “impregnó” a artistas como Casas, Rusiñol o Sorolla, estos dos últimos  no figuran en la muestra, a través del realismo. De Ramón Casas, se puede disfrutar de la obra Interior al aire libre (1892) obra que se encuentra a la altura de artistas como Degas o Whistler, por combinar  perfectamente los efectos del color y la luz en interiores. Mientras, en el París de comienzos del siglo XX, artistas españoles como Anglada Camarasa y Joan Cardona, atraían la atención de las clases altas con obras como Le paon blanc (1904) o Jóvenes parisinas.

Pero sí hay algo en lo que destaca la presente exposición, es el “olor” a mar que desprenden obras aplein air con la marea baja. Desde La cabaña en Trouville de Monet, pasando por  La playa de Paul Signac,  la vista de grandes dimensiones del Puerto de Barcelona  de Meifrén, o a mirada preciosista de Manhattan en la obra Dos puentes de Nueva York de Nesbitt. El otro gran “escenario”, que recogen los distintos artistas aquí representados, es sin duda el de la figura humana. Desde figuras solitarias o melancólicas que aparecen en obras de Le Sidaner La choza en los lindes del bosque (1893), Claro de un bosque (1895) de Sisley,  pasando por el dolor de una separación sentimental que nos muestra Beckmann en su Despedida (1942). En otros casos, pasamos de la intimidad de una conversación,  como la de los  hijos de Gauguin en la obra Un huerto bajo la iglesia de Bihorel (1884),  Conversación bajo los olivos ( 1921) de Matisse, hasta la exaltada luminosidad del gentío, en su más amplia expresión de la palabra:  Plaza de Cataluña (1964) de Barnadas, Calle 42 (1945) de Péne Su Bois, a las grandes masificaciones veraniegas, eso sí, impresionistas: Bañistas en la playa (1915) de Kuhn o La playa de St. Malo (1907) de Prendergast.

Emociones que impregnaron en las telas de manera precisa los artistas a lo largo de sus vidas,  que dialogan con el espectador transmitiéndole valores que a simple vista no podríamos describir en una primera impresión.  

José Antonio Val Lisa
Miembro de AACA y AECA

Fecha de Entrega: 31/03/2017
Fecha de Admisión: 31/03/2017


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